Un guerrero, cuando sufre una injusticia, generalmente procura quedarse solo, para no mostrar su dolor a los otros.
Es un comportamiento bueno y malo al mismo tiempo. Una cosa es dejar que su corazón cure lentamente las propias heridas. Otra cosa es permanecer todo el día en meditación profunda, con miedo a paracer debil.
Dentro de cada uno de nosotros existe un Ángel y un demonio, y sus voces son muy parecidas. Ante la dificultad , el demonio alimenta esta conversación solitaria, procurando mostrarnos cuán vulnerables somos.
El Ángel nos hace reflexionar sobre nuestras actitudes, y a veces necesita manifestarse a través de la boca de alguien.
Un guerrero siempre equilibra soledad y dependencia.
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