Hace poco en una clase para adultos, hice algo imperdonable, "Les dí deberes" la tarea consistía en acudir a alguien a quien quieres durante la próxima semana y decirle TE QUIERO. Tiene que ser a alguien a quien nunca hayas expresado esa palabra, o por lo menos, no la hayas compartido con él en mucho tiempo.
No parece una tarea demasiado difícil hasta que uno se para a considerar que la mayoría de los hombres integrados en el grupo contaban de más de 35 años y se había enseñado que expresar las propias emociones o es "viril". Antes, no estaba permitido exhibir sentimientos ni llorar (Dios te libree!!). Así pues, se trataba de una tarea muy amenazadora para algunos.
Al principio de la clase siguiente, pregunté si alguuien deseaba compartir lo que sucedió cuando dijo a otra persona que la quería. Me esperaba que el voluntario saldría de una de mis alumnas, como solía ocurrir, pero aquella tarde fue un hombre quien levantó la mano. Parecía bastante afectado y un tanto alterado.
cuando se levantó de la silla, empezo diciendo:
- La semana pasada me enfadé bastante contigo cuando nos encargaste esa tarea. Yo no creía conocer a nadie a quien expresar tales palabras y, además, ¿quién eras tú para mandarme hacer algo tan personal? Pero cuando me dirigia a casa, mi conciencia empezó a hablarme. Sabía perfectamente a quien decir Te quiero. Verás, hace cinco años mi padre y yo tuvimos una terrible discusión, y desde entonces no habiamos llegado a resolver nuestras diferencias. El martes pasado cuando llegaba a casa ya me había convencido de decirle que lo quería.
- Es curioso pero solo tomar esa decisión me quito un peso de los hombros.
- Cuando llegue a casa, se lo conté a mi mujer y ella me abrazó, y por primera vez me vio llorar. pasamos la noche entera hablando, fue genial.
- A la mañana siguiente estaba entusiasmado, a las nueve llamé a mi padre para preguntarle si podía ir a verlo despues del trabajo, mi padre respondio con un hosco "¿que mósca te ha picado?" pero accedió.
- A las cinco y media estaba en su casa, me abrió la puerta él, y sin pensarmelo le abrace y le dije que lo quería, mi padre pareció experimentar una transformación en ese instante, ví como su expresión se ablandaba ,y se echaba a llorar diciendome: "Yo también te quiero, hijo, pero no he sido nunca capaz de decirtelo.
- Fue un momento tan precioso que no quise moverme, permanecimos un rato abrazados llorando, y luego me marche, dos días despues de aquello le dio un infarto y quizas no pueda salir de esta según los médicos.
ASI PUES, mi mensaje para todos los que estais aquí: No espereís para hacer las cosas que deben hacerse, si yo hubiera esperado, no le hubiera dicho a mi padre que lo quería.
TOMAD TODO EL TIEMPO NECESARIO PARA HACER LO QUE TENEIS QUE HACER Y
HACEDLO AHORA MISMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario