lunes, 3 de febrero de 2014

Serie cuentos: Rescate en el mar

      Hace años, en un pequeño pueblo de pescadores de Holanda, un muchacho dio una lección al mundo sobre las recompensas de un gesto altruista. Puesto que la actividad de de todo el pueblo giraba en torno a la industria pesquera, a veces, en caso de emergencia , se requería la actuación de un equipo de voluntarios. Una noche, el viento se enfureció, las nubes estallaron y una violenta tempestad hizo zozobrar un barco pesquero en el mar. Encallados y en peligro de muerte, la tripulación mandó un SOS. El capitán del equipo de salvamento dio la alerta, y los habitantes se congregaron en la plaza del pueblo, que dominaba la bahía. Mientras el equipo botaba su bote de remos y se abría paso entre las salvajes olas, los aldeanos aguardaban inquietos en la playa, con faroles encendidos para indicar el camino de regreso.

     Una hora más tarde, el bote de salvamento reapareció entre la niebla, y los aldeanos, esperanzados, corrieron a su encuentro. Tras caer exhaustos sobre la arena, los voluntarios comunicarón que el bote de salvamento no podía llevar más pasajeros y habian dejado un hombre. Un solo pasejero más habría bastado para hacer zozobrar el bote, y todos hubierán perecido.

     el capitán pidió desesperadamente otro equipo de voluntarios para ir a rescatar al último superviviente. Hans un joven de dieciséis años, dio un paso al frente. Su Madre le cogió del brazo rogándole:
   - No vayas, por favor. tu padre murió en un naufragio y ahora tu hermano mayor esta desaparecido, Hans eres lo único que me queda.

    Hans replicó:
    - Madre, tengo que ir. ¿Y si todos dijeran: "yo no puedo ir, que vaya otro?, Madre, esta vez tengo que cumplir con mi deber. cuando es necesario ayudar, todos debemos turnarnos y cumplir nuestro cometido.

    Hans beso a su madre, se unió al equipo y desaparecio en la noche.
      Transcurrio otra hora, que a la madre se le hizo eterna, por fín, el bote de salvamento apareció entre la niebla con Hans en de pie en la proa. Haciendo de bocina con las manos el capitán gritó:
     - ¿habeis encontrado al superviviente?
Casi incapaz de contenerse, Hans respondió con entusiasmo: Siii, le hemos encontrado. !diga a mi madre que es mi hermano!



Mi respeto a todos esos Angeles humanos que de una manera u otra entregan o arriesgan su vida por los demas sin esperar nada a cambio SOLO POR AMOR.
OS AMO.

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