miércoles, 5 de febrero de 2014
Serie cuentos: Reflejo de la vida
Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada de un pueblo.
Un día paso un joven se acerco y le pregunto lo siguiente:
- Nunca he venido por estos lugares, ¿ cómo es la gente de esta ciudad?
El anciano respondió con otra pregunta:
-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?
Egoístas y malvados, por eso estoy contento de haber salido de allá.
- Así son los habitantes de esta ciudad, -le respondió el anciano.
Un poco después, paso otro joven se acerco al anciano y le hizo la misma pregunta:
-Voy llegando a este lugar, ¿cómo son los habitantes de esta ciudad?.
El anciano le respondió de nuevo con la misma pregunta:
-¿Cómo son los habitantes de la ciudad de donde vienes?
Eran buenos y generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.
-También los habitantes de esta ciudad,- respondió el anciano.
Un hombre que había llevado sus animales a beber agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejo le dijo al anciano:
- ¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta realizada por dos personas?
- Mira- respondió el anciano- cada persona lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenia amigos en su ciudad, también aquí encontrará amigos fieles y leales. Porque las personas son lo que encuentran en sí misma, encuentran siempre lo que esperan encontrar.
Cuento sufí.
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